Es sábado en la noche y Dude me dice para salir a tomarnos unos tragos, no tengo muchas ganas pero en vista de que me van a llevar y recoger…atraco. No, mentira, no soy tan convenido sino que en realidad no nos veíamos hace unas varias lunas. 

Me cambio y me viene a recoger, el plan consiste en ir a un conocido bar de Pueblo Libre a tomarnos unos Chilcanos. Entramos y el lugar esta lleno de personas mucho mayores que nosotros, en general el ambiente no es muy motivador porque parece la parte baja de un refrigerador: puro vegetal.

Evaluamos otras opciones factibles como para ir a tomar unos tragos con buena música, pero, eso de “buena música” es muy relativo. Dude y yo siempre hemos tenido gustos similares en cuanto a música se refiere (aunque los de él son un tanto más “arreguetonados” que los míos). No se nos ocurre nada, -fue- vamos a su casa porque tiene un Johnnie Walker.

Nos ponemos a tomar el whisky su casa, viendo videos en YouTube y mientras vamos buscando nos vamos acordando de la música que solíamos escuchar cuando éramos solteros y más chibolos. Mientras pasan videos de Control Machete, Limp Bizkit, My Chemical Romance, Armin Van Buuren y otros, nos acordamos de anécdotas de hace años.

Nos vamos acordando de amigos con los que frecuentabamos, de aquellas reuniones en la cuadra plan de 11 pm cuando todos ya habíamos regresado de nuestras respectivas clases o trabajos. En esa época eran solo necesarios unos cuantos puchos y una buena conversa, a veces amenizada por la música del celular de Dude.

Ahora y debido a su reina, príncipe y princesa en casa, ha cambiado esos hábitos y de puchos pasamos a vapear.

Entonces, ya vamos unas horas conversando y entre juanitos y vapeadas, nos dieron las 4 de la mañana.

Espero les guste este post y el maridaje entre vapeadas con sabor cítrico, Johnnie Walker Black Label, buena música y sobre todo una muy buena conversa. Les dejo un playlist algo variado y espero apliquen su propio maridaje perfecto, un abrazo.

P.